8 dic 2014

Recomendación literaria: "La mujer helada" (1981), de Annie Ernaux

Mary Cassat, "Young Mother in the Park"

Dentro del libro Maternidad y creación: lecturas esenciales (2007), editado por Moyra Davey y publicado en Alba Editorial, se encuentra este texto de 1981, "La mujer helada", de la autora francesa Annie Ernaux.

Es un relato brillante de los primeros años de la crianza, de ese estar atrapada, "esperando a que crezca", sin tiempo propio ni espacio propio. 


"Marcha de tanque para las faenas: todo a galope tendido para que quedara una hora libre al final de la mañana, vana ilusión a menudo, en todo caso para llegar al gran agujero del día, al tiempo personal finalmente recobrado, aunque siempre amenazado: la siesta de mi hijo.
Durante dos años, en la flor de la edad, toda la libertad de mi vida de entonces se resume en el suspense del sueño de un niño por la tarde. Primero estar pendiente, luego la respiración regular, el silencio. ¿Duerme?, ¿por qué no duerme hoy?, la irritabilidad. Ya está, por fin, el sobresalto de un tiempo frágil envenenado por el temor de un despertar prematuro, un claxon de coche, el timbre, una conversación en la escalera, quisiera envolver en algodón el universo alrededor de la cama".

Una descripción extremadamente aguda de ese tiempo circular en el que vivimos las mujeres y del proceso de domesticación (en todo el sentido de la palabra) que conlleva la etapa de cuidado de un bebé.

Yo sólo conocí un tiempo uniformemente repleto de ocupaciones heteróclitas. Clasificar la ropa para la lavandería, un botón que coser en la camisa, cita con el pediatra, no queda azúcar. El inventario, eso que jamás ha emocionado ni hecho reír a nadie. Sísifo subiendo su roca una y otra vez, qué bella imagen, un hombre en una montaña que se recorta contra el cielo; una mujer en la cocina vertiendo trescientas sesenta y cinco veces al año aceite en una sartén, ni bello ni absurdo, simplemente la vida, querida. Lo que pasa es que no te sabes organizar.

Tal vez, seguramente, no nos indentifiquemos con absolutamente toda la vivencia de la protagonista, pero sí nos reconoceremos en muchas cosas. Merece la pena leer este texto por el placer de reconocernos, de leernos a nosotras mismas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario