2 ene 2012

Teta sí, teta no

Autorretrato (2004) Catherine Opie
El "asunto teta" es un clásico en las conversaciones de madres. Parece mentira que una cosa, en principio, poco problemática, sea un follón de tal calibre. Digo poco problemática porque el planteamiento debería de ser el siguiente: ¿Teta sí? Pues ánimo y al toro, que para muchas mujeres no es tarea fácil conseguir que sus bebés se agarren sin arrancarles el pezón y que luego se alimenten bien, pero es verdad que se puede hacer y que a algunas personas les funciona y les encanta. ¿Teta no? Pues también muy bien, porque en el mundo occidental tenemos leches de fórmula para dar y tomar, así que sólo es necesario preparar la cartera y el biberón.

Lo que está claro es que la decisión es personal e intransferible, igual que las susodichas tetas involucradas en el asunto. También está claro que los bebés se crían estupendamente de las dos formas y quieren o dejan de querer a sus madres igualmente, hayan comido lo que hayan comido en su etapa de lactantes.

Sin embargo, en la vida real, la forma de alimentar a los bebés no se plantea en estos términos. Existe una presión brutal sobre las madres para que "opten" por la teta. Desde las revistas sobre embarazos y bebés (que merecen una entrada aparte), pasando por el personal sanitario (donde, afortunadamente, hay de todo), hasta cualquier persona que te cruces por la calle. Y no me resisto a reproducir un tipo de conversación de lo más habitual cuando vas por ahí con un bebé a cuestas:

- "¡Qué bebé más mono! ¿Lo estás criando tú?" (traducción simultánea, porque la primera vez que a mí me dijeron tal cosa, no entendí la pregunta: "¿Le das teta?")

Opción A:
- "Pues sí".
- "Ah, muy bien, eso es lo mejor".

Opción B:
- "Pues no".
- "Anda, ¿y entonces?" (traducción simultánea: "Explícate, que si no lo haces por un problema de salud, es una pena pero lo acepto. En cambio, si no lo haces porque no te da la gana, te voy a contar las terribles repercusiones para el bebé, para ti y para vuestra futura relación familiar")

Escapar a la presión es imposible. En todo caso, se puede llevar con más o menos salero, pero vale más estar preparada para admitir que, durante los primeros meses del bebé, el uso de las propias tetas como fuente de alimentación se va a convertir en un tema de debate público. La única salida que se me ocurre es buscar un grupo de amigas y/o madres con tres dedos de frente que te sirvan de apoyo a la hora de elegir libremente si quieres dar teta o no darla y que no te juzguen, decidas lo que decidas.

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