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Barbara Kruger (1989) |
El diario asturiano La Nueva España publica hoy una noticia sobre
los datos de abortos (legales) practicados en España en 2013. De nuevo hay un
descenso en el número (3,2% menos) y este año presenta la cifra más baja de los
últimos siete. Además, bajan también los abortos en mujeres menores de 30 años.
Con estos números, ACAI, la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo, puede afirmar con contundencia que la actual
legislación no produce un aumento en el número de abortos voluntarios, como
auguraban los sectores más recalcitrantes, y que poner más restricciones
legales no es la forma de solucionar el problema.
Hasta aquí todo bien y conocido. Poco hay que añadir a unas cifras que confirman lo que ya sabemos quienes consideramos que las mujeres
deben (debemos) tener derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y, en
consecuencia, sobre nuestra maternidad. Pero no puedo dejar de criticar la
forma, el estilo, la ideología absolutamente patriarcal que deja traslucir (y más
que traslucir) el citado texto a la hora de exponer el tema. Todavía ayer escribía yo un post sobre cómo no son los datos estadísticos los que sostienen la
desigualdad de género sino las creencias, lo que explica porqué las
argumentaciones numéricas no son una estrategia muy efectiva (aunque sí
necesaria) para los feminismos. La redacción de Eduardo García en La Nueva
España es un ejemplo claro.
Plagada de advertencias y valoraciones negativas,
ya el titular nos avisa de que, aunque “bajan los abortos en España”, en
Asturias estamos aún “dos puntos por encima de la media”. Y se enfatiza en un
breve texto destacado: “Sin datos absolutos, Asturias genera casi un 2% del
total de abortos en el país, unos dos mil”. Ojo, asturianas, que se os va la
mano con vuestros derechos… Porque no dudéis de que la “culpa” es de las mujeres
que deciden abortar y, por si no quedase bien claro, el subtítulo especifica que
“El 54% de las mujeres que abortan lo hace sin motivo económico o laboral”. Es
decir, lo hacen porque les da la gana. Con el agravante de que el 63% de las
mujeres que abortan son de nacionalidad española. Vamos, que son “nuestras
mujeres” las que abortan. Y lo hacen porque, como bien dice Blanca Cañedo-Argüelles, Gerente de Clínicas Belladona y vocal asturiana de ACAI, “no quieren tener el hijo porque consideran que no es
el momento, porque ser madres no es una obligación”. Y se acabaron las
explicaciones.
Esta pública demostración del libre albedrío femenino supone
un escándalo tal que es necesario, directamente, poner en duda los resultados
que muestran estos datos: “Las estadísticas parecen demostrar que la ley de
plazos promovida en su día por el Gobierno de Rodríguez Zapatero no provoca un
aumento del número de abortos”. ¿A qué se refiere exactamente este señor con lo
de “parecen demostrar”? ¿No cree que un descenso del 3,2% sea un dato lo
suficientemente claro e incontestable? No se nos dan más explicaciones, pero ahí
queda la sombra de la duda. Y, por si acaso, imagino que en aras de la objetividad
y calidad periodísticas y para mostrar diversos puntos de vista en torno al
mismo tema (léase irónicamente), el texto termina con las palabras del
presidente del Foro Español de la Familia: “el problema del aborto sigue siendo
gravísimo porque sigue habiendo un número de casos que son de escándalo”. En
efecto, eso ya lo sabemos las feministas, por eso reclamamos, junto a un sinnúmero
de otras cosas encaminadas también a resolver el problema, nuestro derecho al
aborto libre y gratuito.